¿Huir de la culpa?

¿Huir de la culpa? Cómo dejar de dar excusas tontas

Hiciste la resolución de Año Nuevo de correr al menos tres veces por semana, pero puedes contar con los dedos las pocas veces que te pones los zapatos para correr.

Es fácil poner excusas poco convincentes para justificar el incumplimiento de tu objetivo, porque estás trabajando demasiado, demasiado frío (o demasiado calor) para correr, o por cualquier otra razón.

Entonces, en lugar de confesar las razones por las que no estás cumpliendo tu objetivo, no puedes dejar de poner excusas y echar la culpa a otras cosas. Sí, te hace sentir mejor de inmediato, como un chorro de presión que se escapa de una válvula.

¿Por qué es tan fácil escapar de la culpa? ¿Cómo podemos dejar de dar excusas tontas?

En este texto, exploraremos las razones por las que es tan tentador poner excusas, además de abordar cómo dejar de hacerlo.

¿Por qué damos excusas poco convincentes?

Poner excusas es psicológico, y este hábito es una necesidad inherente de proteger tu ego.

Tu mente quiere que te veas en el espejo como una persona ética, honesta y moral. Entonces, cuando te encuentras en la situación opuesta, como perder tu fecha límite en el trabajo u olvidar el cumpleaños de tu mejor amigo, inventas excusas para proteger una imagen positiva de tu identidad.

Las excusas sirven como mecanismo de defensa en la batalla entre su identidad positiva y los desafíos comunes de la vida diaria.

En lugar de admitirle a tu mejor amiga que olvidaste por completo su cumpleaños, puedes llamar al día siguiente y decir que trabajaste hasta tarde, incluso si te quedaste en casa haciendo un maratón en Netflix.

Al culpar a algo que parece estar fuera de su control, puede proteger su identidad y evitar sentimientos de culpa o ansiedad .

Esta práctica de proteger su identidad también se conoce como sesgo de conveniencia . El sesgo de conveniencia nos anima a aceptar nuestros logros y evadir nuestros fracasos. Esto significa que cuando sucede algo bueno, quieres mérito, pero cuando sucede algo malo, culpas a algo que está fuera de tu control.

Las excusas sirven como mecanismo de defensa en la batalla entre su identidad positiva y los desafíos comunes de la vida diaria.

Piense en su último logro en el trabajo. Probablemente atribuyó el éxito a las horas extra en las que trabajó y a la gran estrategia que usted y su equipo crearon para lograr estos resultados positivos.

Si la campaña no funcionó bien, es posible que haya encontrado una razón externa para culpar, como la audiencia objetivo que no está comprometida o alguien del equipo que no lo intentó.

Sí, quieres ser la mejor versión de ti mismo. Sin embargo, también es importante enfrentar sus errores y fracasos.

Cuando pueda dejar de poner excusas y reconocer los tipos de justificaciones que da a amigos, familiares y compañeros de trabajo, podrá en consecuencia lidiar con las verdaderas razones detrás de los malos resultados, logrando más éxito la próxima vez.

El mal hábito de escapar de la culpa

Poner excusas comienza temprano, generalmente cuando comenzamos la escuela. El famoso accidente de «perro se comió mi tarea» proviene de este hábito temprano.


En lugar de decirle al maestro que no quería terminar la lección, culpó a un factor externo, como el perro, por el hecho de que la lección no estaba lista.
Ahora, a tu pequeño amigo peludo puede incluso gustarle morder, pero no merece ser acusado injustamente.

De hecho, este mal hábito de echar la culpa a otras cosas comienza temprano y nos acompaña en nuestra vida profesional. Hacer excusas poco convincentes parece más fácil que explicar la verdad detrás de la dilación o la baja productividad.

Estos son los tipos más comunes de excusas poco convincentes:

  • Mentiras: este es uno de los peores tipos de excusas: la mentira en la cara. Dado que nuestra nariz no crece como la de Pinocho cada vez que mentimos, es un escape rápido cuando necesitamos disculparnos. ¿Alguna vez usaste una mentira para extender un término en la universidad diciéndole al maestro que tuviste una «emergencia familiar»? (Ya lo hice). La mentira hace que parezca que la situación estaba fuera de su control y que no tuvo más remedio que no cumplir con el plazo.
  • Excusas de autosabotaje: cuando no te preocupas demasiado por proteger tu ego, un tipo común de excusa es el autosabotaje, como: «No tengo las habilidades para hacer esto», » No es mi trabajo hacer esto » o el trabajo. que entregué no es bueno . Fingir un desempeño deficiente puede atraer la empatía de los compañeros de trabajo. Si encuentra una excusa para justificar por qué el trabajo que envió no es de la mejor calidad, sus compañeros de trabajo pueden ser más comprensivos, según el Dr. Andrew DuBrin, profesor emérito del Instituto de Tecnología de Rochester en Nueva York que investigó el tema en cuestion.
  • Excusas para evitar la culpa: en esta situación, en lugar de culpar a su falta de habilidad, culpa a factores externos como responsables de sus errores o mal desempeño. En una investigación en la Universidad de Fairfield en 2012, los investigadores encontraron que los compañeros de trabajo son más indulgentes cuando creen que los errores fueron causados ​​por factores externos que están fuera de su control. Por eso perder el tren es una excusa común y, a menudo, justificable.

Si bien las excusas poco convincentes son tentadoras y sirven como un escape fácil de una situación incómoda, pueden causar más daño a largo plazo, como baja productividad, mayor ansiedad y procrastinación .

Cómo dejar de dar excusas tontas y asumir la responsabilidad

Aquellos que son buenos para poner excusas rara vez son buenos para hacer otra cosa.

– Benjamin Franklin

El Sr. Franklin debe haber pasado mucho tiempo trabajando codo a codo con otros para formarse una opinión tan fuerte sobre quién da excusas poco convincentes. Sin embargo, el hecho de que ya hayas puesto excusas en la vida no significa que no puedas romper con este mal hábito.

Si practica regularmente algunas de las siguientes estrategias, comenzará a alinear su discurso con su actitud de manera más honesta:

Determina las razones por las que pones excusas

El primer paso para asumir la responsabilidad y aprender a dejar de dar excusas poco convincentes es averiguar la razón exacta por la que lo hace. ¿Te das plazos demasiado cortos para terminar los proyectos? ¿Está trabajando demasiado y necesita más ayuda? ¿Estás durmiendo lo suficiente? Tomarse el tiempo para analizar sus desafíos le mostrará cómo y dónde debe mejorar para no usar excusas como justificación de su bajo desempeño.

Crea mejores hábitos para tu cerebro  

Como cachorro, puedes enseñar nuevos trucos a tu cerebro. Poner excusas es un proceso subconsciente y romper un hábito requiere un esfuerzo consciente. La corteza infra-límbica (IL) en la corteza prefrontal de su cerebro se dedica exclusivamente a desarrollar hábitos. En un experimento con ratas, los investigadores vieron que la corteza infra-límbica prefiere nuevos hábitos a los viejos. Al ser consciente de cuándo inventa excusas y los tipos de excusas, puede prevenir activamente este hábito en el futuro. Tú controlas los hábitos de tu cerebro, ¡así que haz una pausa para reflexionar y tomar el control!

Establezca expectativas realistas

Si se da cuenta de que está dando demasiadas excusas para el autosabotaje o culpar a otras cosas, es posible que sus expectativas y metas estén fuera de control. Alinea adecuadamente tus metas con tu estilo de trabajo y estructura tu tiempo y energía en una agenda que te permita completar tareas y aprender cosas nuevas sin sentir que necesitas poner excusas poco convincentes cuando tu desempeño no es el mejor. Puede usar una aplicación para monitorear el tiempo, como Harvest, para ver cuánto tiempo le lleva completar ciertas tareas en el trabajo. Esto dejará en claro cuánto tiempo realmente necesita cuando se siente con sus compañeros de trabajo y gerentes para establecer fechas límite para un proyecto. Y si se encuentra usando la excusa de que no sabe cómo hacer algo o no tiene ciertas habilidades, puede programar una cita por algunas horas a la semana para aprender esa nueva habilidad. Un pequeño esfuerzo semanal para estudiar hace una gran diferencia.

Supervisa tu progreso ⏰

Una meta es solo un sueño hasta que la escribes. La forma principal de dejar de dar excusas poco convincentes es monitorear el progreso de sus metas. Dado que las excusas impregnan todas las áreas de su vida, puede utilizar un mapa mental para conectar sus objetivos personales y profesionales. Luego, puede convertir sus objetivos en tareas semanales más pequeñas en un proceso de lista de tareas semanales. Entonces, la próxima vez que alguien le pregunte cómo va su objetivo de leer 52 libros para el año, no tendrá que poner una excusa y decir que no tiene tiempo para leer tantas novelas. En cambio, podrá decir con confianza que ha leído 30 libros y que casi está alcanzando su objetivo.

No tengas miedo de fallar

El fracaso es un obstáculo en el camino para desarrollar mejores hábitos y asumir responsabilidades. Entonces, la próxima vez que tropiece y se dé cuenta de que ha vuelto a poner excusas poco convincentes, simplemente registre esos momentos en un diario o tablero de trello para asumir la responsabilidad de eso la próxima vez.

Deja de poner excusas, puedes hacerlo

Conviene apoyarse en excusas para escapar de una situación incómoda o proteger nuestro ego. Sin embargo, al final, estas constantes justificaciones erosionan nuestra productividad y pueden generar cierto nivel de complacencia.

La próxima vez que culpes al tiempo por haber pasado algunas semanas sin salir a correr, tira esa excusa y ponte en ritmo para desarrollar mejores hábitos.

 

 

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